Es muy interesante comprobar cómo la publicidad tradicional no ha muerto a pesar de cómo la publicidad digital le va comiendo terreno. Como publicista no puedo evitar fijarme en toda la publicidad que encuentro por la calle, que no es poca precisamente, y me ha llamado algo la atención notablemente: se vuelven a ver automóviles aerografiados por todas partes, y eso debe significar algo.
Hace algunos años se dejaron de ver, de manera asidua, este tipo de automóvil que se usaba, además de como medio de transporte, como una pancarta publicitaria en movimiento por toda la ciudad. Esto se debió a que la publicidad digital, por Internet, es más barata y cada vez llega a más gente, lo que resulta más beneficioso para el anunciante que la publicidad tradicional y, más en concreto, en este tipo de publicidad que no es barata: pensad que hablamos de pintar un coche, autobús, etc.
Obviamente no podemos olvidar que existe la posibilidad de imprimir la imagen o el logotipo que queremos poner en el vehículo y pegarlo encima de la chapa de modo. Esto resulta más económico pero también menos duradero así que hay que valorar cuánto tiempo queremos que esté la campaña vigente. Si es algo temporal puede que te convenga esta opción, haz cuentas para averiguarlo, pero si lo que pretendes es que el anuncio esté ahí durante mucho tiempo quítate está opción de la cabeza porque las impresiones se acaban desgastando por el sol, arañazos, lluvia, etc.
La opción más recomendable llegados a este caso, es contar con una buena empresa que tenga buenos equipos de pintura, secado y cabinas especiales para pintar automóviles. El fabricante más conocido a nivel nacional de este tipo de maquinaria es Mercurydos. Si optáis por esta opción y veis que la empresa que habéis contratado para que os haga le trabajo cuenta con cabinas de esta marca podéis estar tranquilos, porque hablamos de uno de los mejores fabricantes a nivel mundial.
El resultado será más que satisfactorio y os puedo asegurar que también muy duradero. Ahora bien, por muy llamativo que hagáis el anuncio y por mucho que os mováis por la ciudad tenéis que valorar si realmente merece la pena.
Los amantes de la publicidad vemos un coche con un buen anuncio y no sólo nos fijamos, sino que analizamos el contenido del mismo en un tiempo récord: menos de lo que dura un semáforo. Sin embargo, nuestra sociedad está tan acostumbrada a ver publicidad en todas partes que se podría decir que el 90% de la misma nos pasa totalmente desapercibida. Sólo cuando estamos buscando algo en concreto fijamos nuestras retinas en los anuncios con la esperanza de ver aquello que necesitamos encontrar.
Si lo que se publicita o lo que se pretende anunciar es algo inalterable con el paso del tiempo, puede que te merezca la pena. También suele salir rentable cuando es el vehículo de tu propia empresa en el que se realiza la publicidad. Ahora bien, cuando se trata de pagar vehículos de terceros para que se muevan por la ciudad la cosa ya no sale tan rentable así que no te olvides de analizar todos los pros y los contras antes de lanzarte poner en marcha una campaña de estas características.