El sector de la publicidad, al igual que el resto de la sociedad, está viviendo una época de grandes cambios. Una etapa en la que aparecen nuevos soportes publicitarios como internet o plataformas de vídeo bajo demanda que año tras año suman una gran cantidad de nuevos usuarios. Es por ello por lo que la gente que trabaja en el sector ha de estar constantemente actualizándose y reinventándose para adaptarse a los nuevos modelos de negocio y con ello, poder asesorar a las empresas para que inviertan su dinero de la mejor forma posible. Este hecho nos crea un dilema, el de la batalla entre la publicidad tradicional y los nuevos modelos de marketing que existen actualmente y que, por encima, os hemos mencionado.
En lo que respecta a los nuevos modelos de publicidad es bien cierto que captan multitud de potenciales clientes puesto que se pueden segmentar y adaptar mucho mejor que los convencionales, esto es, si por ejemplo antes segmentábamos los anunciantes por ideología política en función del periódico que comprasen o del canal de televisión que viesen, hoy en día podemos maximizar esa segmentación hasta el límite, centrándonos solo en los que de verdad son nuestros potenciales compradores y podemos hacerlo gracias al big data, al rastro que todo humano deja al usar internet y con el que somos capaces de conocer sus gustos, sus aficiones, intereses… y con ello ofrecerle la publicidad que le gustaría ver, con el fin de lograr captarlo.
Esta forma de conocer a la persona a la que te diriges, no solo la usa la publicidad, también los diferentes sitios web y aplicaciones, de hecho, solo basta con entrar en YouTube para que nos sugiera lo que el considera que nos gusta ver, al igual que ocurre con Spotify, donde la aplicación nos crea unas listas en función de nuestros gustos e incluso de nuestro estado de ánimo.
Si nos referimos a la publicidad tradicional, la que podemos leer en mupis, en prensa, radio, televisión convencional o vallas, es cierto que, en los últimos años, en algunos de los soportes ha ido disminuyendo, sin embargo, la posición sigue siendo muy sólida y la tendencia es a mantenerse al menos a corto y medio plazo. En el caso de la prensa escrita y revistas es donde más se nota esta caída, sin embargo, en el caso de la televisión, tras años de disminución de la inversión, ahora vuelve a repuntar. Se creía en su momento que esto se debía a que las nuevas formas de publicidad iban a perjudicar a la televisión, aunque ahora ya podemos decir que esto era motivado por la crisis que vivíamos y hoy en día, como decimos, esta tendencia ya se ha revertido.
Pero lo cierto es que más allá de cual de los dos modelos es mejor, si el tradicional o el digital, la verdad es que uno puede y debe de ir de la mano del otro y lo podemos ver con dos ejemplos, uno más claro que el otro, pero los dos igual de válidos.
Por un lado tenemos el ejemplo del hotel Mercer Barcelona, un establecimiento con una ubicación inmejorable en pleno centro de la ciudad condal, esto es, un ejemplo de publicidad por posicionamiento y por calidad del establecimiento al que debemos de asociarle una publicidad digital moderna como es su página web. De igual modo ocurre con la plataforma de vídeo bajo demanda Netflix, quien a pesar de operar completamente de forma digital y tener también contenido publicitario digital, crea unas espectaculares campañas de publicidad tradicional como la que hemos podido ver en Madrid con series como Narcos. Es por ello que esta compañía es una de las que al igual que el hotel Mercer de Barcelona, sabe conjugar ambos tipos de publicidad a la perfección.
Otros modelos de publicidad que existen en la actualidad
Os hemos hablado de forma genérica de publicidad convencional y digital, sin embargo, podemos concretar algo más para hablar de modelos diferentes como el emplazamiento de producto, muy típico en televisión, la publicidad en el interior de aplicaciones móviles, haciendo que estas sean gratuitas a cambio de que los usuarios aceptemos la publicidad en ellas o la asociación de elementos muy conocidos con marcas comerciales, como ocurrió hace unos años con la línea 2 de Metro de Madrid y una conocida firma de telefonía o más actualmente con la estación de Sol, que por unos días pasó a llamarse ‘Han SOLo’.